Por: Comité de ecología de la Colonia La Espinera
¡Nuestra salud no se vende! Dijimos firmemente ante los representantes de una planta de asfalto propiedad de la empresa Ecovur Construcciones S.A. de C.V. que llegó a contaminar a nuestra colonia desde el pasado mes de abril de este año.
Una noche de abril, los vecinos de las colonias que formamos el Paraje La Espinera, perteneciente a la agencia municipal de Santiago Cacaotepec, Oaxaca, despertamos por un intenso ruido, era un escándalo provocado por una maquinaria que producía asfalto. El olor era insoportable, como de llantas quemándose. No pudimos conciliar el sueño las noches siguientes, la maquinaria operaba únicamente de noche, aproximadamente de 21:00 a 3:00 de la madrugada, provocando un gran escándalo y además echando una gran columna de humo negro que se elevaba varios metros y viaja por el aire contaminándolo todo. Los niños, mujeres, ancianos, adultos, todos empezamos a enfermarnos de las vías respiratorias. Teníamos que hacer algo, era una situación insoportable
Por eso, nos unimos como vecinos y acudimos junto con el Comité General de la Colonia La Espinera y Lomas del Porvenir a la agencia municipal para solicitar la clausura de la planta. Afortunadamente, las autoridades de la agencia, electas por usos y costumbres, respaldaron nuestra demanda y nos apoyaron al momento de encarar a los responsables de la contaminación. El encargado de la planta nos tachó de “ignorantes” y “desconsiderados” por dejar “en la calle” a las familias de sus trabajadores. Sus argumentos fueron que la planta no estaba cerca de la población -cuando en realidad operaba a menos de 30 metros de las casas de los vecinos-, que no hacía ruido y era nuestra imaginación y cínicamente nos dijo que no eran contaminantes los que veíamos en la columna de humo sino que era vapor de agua.
Los representantes de la empresa trataron de negociar con nuestra salud ofreciéndonos “arreglar” nuestras calles, echarles revestimiento, poner a disposición nuestra su maquinaria, pero que los dejáramos seguir operando. Pero los vecinos estábamos firmes, ¡nuestra salud no se vende! ¡nuestra salud no es negociable! Porque no podemos vender la salud de nuestro hijos o de nuestra gente por unas capas de asfalto en nuestras calles. Dijimos: “que se cierre la planta, no pedimos nada más”. Y la planta cerró.
Fue un acto de dignidad, una lucha maravillosa, pues anteriormente había sido muy difícil reunirnos como vecinos, ponernos de acuerdo, pero cuando las circunstancias lo requirieron ahí estábamos, defendiendo nuestra dignidad. A los dos días bloqueamos la entrada de la planta y esperamos hasta que el último volteo con chapopote saliera. Salimos a la calle y nos encontramos, vimos que si estábamos unidos podíamos lograr lo que nos propusiéramos.
La planta sigue cerrada, por el momento, y por eso seguimos alerta, vigilando los movimientos de los empresarios que intentan lucrar con nuestra salud, a los que no les importa si nos enfermamos. Hacemos un llamado a las personas de buen corazón, cercanas a la zona a que estén pendientes, porque ya escuchamos que están intentando ir a contaminar a otra parte. También llamamos a las personas solidarias en Oaxaca, México y el mundo a estar pendientes de esta lucha y otras que se dan en el campo y en la ciudad, porque a nosotros nos importa cuidar la vida, no destruirla.