x carolina
El dolor, el horror y la rabia sobre los crímenes cometidos contra los normalistas de Ayotzinapa el pasado 26 de septiembre en Iguala, Guerrero, han impulsado un repudio nacional e internacional contra los gobiernos criminales que pretenden desaparecer las escuelas normales ––y acabar con los que consideren un estorbo para sus planes.
El 8 de octubre las demandas de las familias y compañeros de los estudiantes asesinados y desaparecidos fueron asumidos por miles de manifestantes en el mundo. En las calles de decenas de ciudades, se escucharon los gritos “Vivos se los llevaron, vivos los queremos” y “Queremos justicia y la queremos ahora.”
En Chiapas los Zapatistas marcharon en silencio y llamaron a protestas internacionales.
En la Ciudad de México por lo menos 20 mil personas, tal vez más, marcharon desde el Ángel de la Independencia hasta el Zócalo con mantas o pancartas que llevaban las frases, “Ayotzinapa llueve rabia”, “Presentación con vida de los normalistas”, “Aguirre asesino”, “Hoy fueron los alumnos de Ayotzinapa, mañana podrías ser tú”, entre otras.
Esta vez al gobierno perredista de Miguel Mancera, ansioso de lavarse la cara, no le convenía sacar a sus granaderos para encapsular, agredir y detener a la gente, como suele hacer. La marcha encabezada por los familiares de los desaparecidos, seguidos por los contingentes de normalistas y muchas organizaciones sociales y estudiantiles, procedió tranquilamente hacia el Zócalo. Pero ahí la protesta no cabía en los actividades planeadas, por lo que fue arrimada a una esquina de la plaza.
Los familiares no aceptan la explicación promovida por el gobierno de que son sus hijos los restos humanos encontrados ocho días después de la matanza en las fosas comunes en los alrededores de Iguala. Comentan que durante años grupos criminales han enterrado a sus víctimas en el mismo lugar y los restos podrían ser de otras personas. Hasta que se termine una investigación independiente por unos peritos argentinos, no sabrán a ciencia cierta si sus hijos fueron llevados ahí, o no. Para ellos, sus hijos están desaparecidos y los quieren de nuevo en casa.
Aunque pocas personas dudan de la complicidad del crimen organizado en los gobiernos del ahora prófugo alcalde de Iguala José Luis Abarca Velázquez y en el gobierno perredista de Ángel Aguirre, los familiares destacan que con o sin la influencia del narco, los crímenes contra sus hijos son crímenes de estado y además, crímenes de lesa humanidad. Instan a los gobiernos a hacer lo que no han hecho desde el principio: encontrar a sus hijos y devolverlos con vida.
Durante las marchas se escucharon los nombres de todas las personas desaparecidas y también los de los normalistas asesinados por la policía de Iguala –– Daniel Solís Gallardo, Julio César Ramírez Nava y Julio Cesar Mondragón, a quien sus torturadores le sacaron los ojos y desollaron la cara en un acto tan sádico que queda plasmado en el corazón del pueblo, pero no, como planeado, para espantar a la gente y callar su voz, sino para aumentar su rabia mil veces.
También en las marchas se escuchó el nombre del compañero normalista Aldo Gutiérrez Solano – hospitalizado con muerte cerebral después de recibir una bala en la cabeza, también disparada por los policías de Iguala en su ataque contra los camiones de los estudiantes el 26 de septiembre.
Y no se olvidaron de las otras personas asesinadas esa noche, tal vez por error –– el joven futbolista de los Avispones, David Josué García; el conductor del camión, Víctor Manuel Lugo Ortiz, y la señora Blanca Montiel Sánchez.
Algunas de las otras ciudades en México donde se exigieron justicia y la presentación de los jóvenes desaparecidos son: Chilpancingo, Chihuahua, Lázaro Cárdenas, San Cristóbal de las Casas, Mérida, Querétaro, Cd. Juárez, Zacatecas, Oaxaca, Playa del Carmen, Tuxtla Gutiérrez, Orizaba, Tijuana, Monterrey, Cuernavaca, León, Villahermosa, Salina Cruz, Aguascalientes, Xalapa, Morelia, Valladolid, Torreón, Tecpan de Galeana, Tuxpan, Cancún, Puebla, Mazatlán, Durango, San Luis Potosí, Toluca, Pachuca, Hermosillo, Tehuacán, Culiacán, Irapuato, Poza Rica, Chetumal, Acapulco, San Miguel de Allende, y también, como una muestra de la solidaridad internacional, Londres, Madrid, Munich, Chicago y Los Ángeles.