Los poemas no tienen… nombres.
La vergüenza no tiene rostro,
Por eso con desesperación lo arrebata.
A los que sin vergüenza
Conspiran la noche
conjurando al sol, calentando su rabia.
La muerte no tiene piel,
Por eso la triste calaca la arranca,
A los que morena, plateada o dorada,
Cubierta la muestran con bandera negra
y una estrella roja estampada.
Las balas no tienen alma,
Por eso, que de nuestro cuerpo incrustadas
expropiamos para darles destino,
y guiarlas por nuestro camino,
el de la sangre en su herida vengada.
Las fosas no tienen vida,
Son bóveda helada,
suplicio en nuestra tierra sufrida…
Violada… amordazada…
Torturada… desollada…
Silenciada…
Y por cualquier lugar arrojada…
Olvidada…quemada…
¡Reducida… a nada!
Por eso,
A la vergüenza, muerte, balas y fosas
Sepan que:
Los que luchan no mueren,
Solo sus formas ven transformadas,
Se convierten en piedras que
Por las manos de la dignidad son arrojadas.
¡No insistan!,
¡si renuncien!,
¡Perderán!,
¡sucumbirán!,
¡los derrotaremos!,
¡los reduciremos!,
¡ganaremos!,
¡por siempre nosotrxs… debajo de ustedes triunfaremos!.
Javier Palomares