Tratar de entender al otro y tratar de ayudarlo, ni siquiera lograrlo. Porque en el «trato de» emerge un vínculo, cierto vínculo, que da pie al reconocimiento de dos facultades que posiblemente programarían al ser social -el sujeto- de un modo distinto: la reflexión y la sensibilidad. Con el «trato de» también se insertaría en la mente del individuo un lugar que parece que las personas en México están buscando en esta coyuntura, aunque probablemente no se han dado cuenta: formar comunidad.
Eso es lo que advierto, en medio de esta confusión, más allá de rebelarse ante el Estado, más allá de la rabia y el enojo o la decepción, lo trascendente y lo asequible radica en formar una comunidad de comunidades, una comunidad de 120 millones de gentes.
Con la conformación de esa comunidad, tal vez las reformas políticas y sociales -las propuestas tendrían que emerger de la propia comunidad y no de un poder legislativo o ejecutivo- podrían llevarse a cabo exitosamente y sin demora.
Con la conformación de una comunidad, la presencia militar y policíaca -como las conocemos- eventualmente disminuiría hasta incluso desaparecer -Quedarían fuerzas, como guardias o milicias, concebidas de acuerdo a la estructura de esa megacomunidad-.
Con la conformación de esa megacomunidad, necesariamente los organismos económicos, empresariales, dueños del capital, tendrían que sentarse a negociar de acuerdo al pacto social alrededor del cual inevitablemente se reestructuraría México.
Con la conformación de «comunidad», no sería necesario abordar ningún «ismo», las propias necesidades de esa megacomunidad harían obsoletos los mecanismos de control, del capitalismo, o del comunismo, o del socialismo, o del anarquismo, o del imperialismo.
Con la conformación de una megacomunidad, la sociedad, es decir la agrupación de individuos, sería una cosa brutal, brutal en su sentido de extraordinario, de una fuerza, tamaño y cualidades extraordinarias. Surgiría una supersociedad, una civilización utópica, no donde todos seríamos felices, sino donde existiría la verdadera posibilidad de que cada persona tuviera oportunidades reales de desarrollo.
Foto: cortesía Flickr Gatifoto
Texto @edgarkhonde