Samiya Abdullah (Goldii) Hace Su Transición

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por Mumia Abu-Jamal

[Con mucha tristeza, compartimos la noticia de la muerte de Samiya ‘Goldii’ Abdullah, hija de Mumia Abu-Jamal y Wadiya Jamal, a la edad de 36, el pasado 17 de diciembre después de una larga batalla con el cáncer. Goldii (su nombre artística) era rapera, también madre de dos hijas y tenía estudios en psicología y sociología. Hace poco recibió su maestría. Siempre era una fuerte defensora de la inocencia de su papá y durante toda su vida, participó en actividades para ganar su libertad. Mumia escribió el siguiente texto justo después de su muerte.]

Para la gran parte del mundo del activismo, ella era Goldii, una rapera y activista, cuya dulce voz pegaba como ladrillos cuando ella creaba un rap o cantaba una canción.

Para nosotros, ella era Sami, nombre corto para Samiya, una joven brillante y reluciente que nunca dejó de sorprendernos.

Ella tenía muchos papeles –hija, madre, estudiante, activista, rapera, oradora, artista, licenciada– y más!

Para nosotros, era la bebé, la más joven, y por eso tenía un brillo especial.

Es curioso. Para un padre o madre, una niña siempre es una niña. Aún cuando ya no la es, en nuestra imaginación, sigue siendo una niña tras la cara y la forma de adulta.

Durante los últimos tres o cuatro años, Samiya estaba muy enferma del cáncer de hueso que se extendió por todo su cuerpo.

Durante años tuvo dolor en su espalda, pero lo aguantó con mucho valor, pensando que sanaría.

En 2011, por fin se hizo un examen en el que se encontró lo que nadie esperaba encontrarse –el cáncer.

Samiya hizo lo que siempre hacía. A pesar del diagnóstico, peleó por la vida.

De hecho, terminó sus estudios en psicología en su cama del hospital, obligándose a sí misma a recibir su maestría. Su clase entera admiró su voluntad de prevalecer.

Ella luchó durante años contra la invasión del cáncer, contra la malvada quimioterapia, contra el dolor insoportable. A pesar de todo esto, luchó.

¡Qué fortaleza tuvo esta pequeña mujer!

Al pensar en una visita que mi niña y mi esposa me hicieron en prisión, me viene a la mente una canción:

Mientras respire, recordaré la escena.

Tus puñitos atacando como martillos.

Golpeando el vidrio, para quebrantarlo.

Lágrimas cayendo como lluvia.

Pequeña, oh mi pequeña,

¿Cómo podría olvidar ese día?

Gritaste ¡Rómpelo! ¡Rómpelo!

Sonó como una campana todo el día.

Ha pasado mucho tiempo desde que golpeaste el vidrio.

Ya no eres una niña pequeña.

Gritaste ¡Rómpelo! Gritaste ¡Rómpelo!

¿Cómo podría olvidar ese día?

Gritaste ¡Rómpelo! Gritaste ¡Rómpelo!

Suena como una campana todo el día.

Sé que el tiempo pasó.

Ya no eres bebé.  

Pero mientras respire recordaré esta escena.

Tus puñitos atacando como martillos

Golpeando el vidrio, para quebrantarlo.

Lágrimas cayendo como la lluvia.

Pequeña, oh mi pequeña,

¿Cómo podría olvidar ese día?

Gritaste ¡Rómpelo!¡Rómpelo!

Suena como una campana todo el día.

Suena como una campana todo el día.

Samiya y yo nunca terminamos esta canción. Mientras daba su último suspiro, se sentaba en las piernas de su mamá, como solía hacer como niña. Ya no era niña, pero se había vuelto niña una vez más.

La canción de Samiya Abdullah ya terminó, pero como la música más dulce, se queda con nosotros, repitiendo ritmos y refranes. Se queda con nosotros, haciendo eco en nuestras almas.

Ella es una canción que siempre vamos a cantar.

Desde la nación encarcelada, soy Mumia Abu-Jamal.

–©’14maj

19 de diciembre de 2014

Audio grabado por Noelle Hanrahan: www.prisonradio.org

Texto circulado por Fatirah Litestar01@aol.com

Traducción Amig@s de Mumia, México

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