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La Caravana Yaqui en Monterrey

20150516CaravanaYaqui2Monterrey, Nuevo León, 20 de mayo 2015.- El pasado sábado 16 de mayo, recibimos una visita muy esperada. Alrededor de 23 compañeras y compañeros de diferentes luchas y distintas geografías arribaron en la Caravana en Defensa del Agua, el Territorio, el Trabajo y la Vida, convocada por la tribu Yaqui.

La noticia de su visita, reunió a personas de diferentes organizaciones de la ciudad, para preparar el recibimiento. Tras su llegada, algunos miembros de organizaciones de la sociedad civil y amigxs solidarios emprendimos el viaje hacia San Juan, Cadereyta, lugar al que llegaría la Caravana como primera parada.

San Juan es un pequeño poblado, ubicado aproximadamente a una hora de la ciudad de Monterrey, con dirección a la carretera a Reynosa. Por este lugar pasa el río San Juan, el cual alimenta la presa del Chuchillo –de la cual proviene el principal suministros de agua de Monterrey-. El 16 de agosto de 2014, este río fue contaminado con un derrame de petróleo, generado por una refinería de PEMEX que se encuentra a menos de 20 minutos de este lugar. A raíz del derrame, algunas personas de los ejidos afectados se han organizado para luchar en defensa del agua y en búsqueda de justicia, para las más de 1000 familias que están siendo afectadas directamente.

Mientras el sol se escondía, la Parroquia de la Merced se preparaba para iniciar la compartencia. El Padre Chema, quien ha acompañado los procesos organizativos de los ejidos, dio la bienvenida y facilitó la dinámica de conversación. La palabra comenzó a fluir con la Tribu Yaqui y posteriormente participaron el Barzón de Chihuahua, Alianza Mexicana contra Fracking, Agua para Todos, la CNTE, la Iniciativa Feminista de Ciudad Juárez, entre otros. De igual forma, se hizo presente la búsqueda de nuestros compañeros desaparecidos de Ayotzinapa.

Posteriormente, las y los anfitriones tomaron la palabra y hablaron de sus dolores y sus luchas. Compartieron las dificultades con las que se han enfrentado debido a la contaminación del agua, tales como alergias, erupciones en la piel -ya que se bañan con esta agua-, diarreas, abortos espontáneos en las mujeres, el cambio de color de las hojas de los árboles y enfermedades en los animales de crianza.

También se hizo presente un grupo de mujeres, las 13 sembradoras, que están enfrentando el posible despojo de sus tierras. Las 13 mujeres, del mismo ejido de San Juan, se organizaron para autogestionar sus vidas ya décadas atrás. Desde muy jóvenes, el sistema no les ofreció una forma de trabajo digno, o mas bien no había trabajo, entonces se unieron para trabajar juntas, y ganaron un “derecho”, como se dice en los pueblos de Nuevo León, un pedazo de tierra a su nombre, de forma colectiva.  Sembrando y construyendo, han salido adelante.  Décadas después hay un cambio sustancial en la forma de vida. Hoy la realidad es otra muy diferente. Sus aguas están contaminadas por el derrame de PEMEX, viven bajo la amenaza de perder sus tierras comunes ante el interés de comisariado y autoridades de Cadereyta que ven en ellas en negocio, llegando así a ser amenazadas.

Con un revoltijo de luchas presentes, pintaban el panorama de crisis por el que atraviesa el país. Se sabe que la lucha es por la vida, así que además de hablar de la opresión y el despojo, se dio espacio para las esperanzas de los aciertos y la alegría de la música, la comida, la poesía y las risas.

En la mañana del domingo, después de desayunar, la Caravana partió hacia Monterrey para participar en el acto político/cultural que daría inicio a las 11 de la mañana. El evento se llevó a cabo en la explanada del Museo de Historia Mexicana, lugar por donde pasa el río artificial Santa Lucía, construido en el 2007. Al evento acudieron colectivos locales, organizaciones y personas solidarias. Tanto los integrantes de la Caravana como las organizaciones locales compartieron sus procesos de lucha y se tuvieron algunas intervenciones artísticas. Mientras se escuchaban palabras y cantos, colgaba de una de las paredes una manta con el número 43 grabado con tela. Alrededor de las 2 de la tarde finalizó el evento y un grupo de compañerxs solidarixs llevaron alimentos para seguir compartiendo y conviviendo.

La Caravana partió para seguir tejiendo redes a lo largo y a lo ancho de su camino dejando un sentimiento de que no estamos solxs y que defender el agua, el territorio, el trabajo y la vida es algo que nos concierne a todas y todos. Lo que queda por estas tierras es el encuentro y la escucha, el darse cuenta que existen las semillas de resistencia y que es posible tejer lazos de apoyo mutuo entre campo y ciudad.  Aunque estemos aparentemente lejos unxs a otrxs, la organización puede existir cuando lo que esta enfrente de nosotras y nosotros opta por la muerte y no por la vida.

 

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