por Mumia Abu-Jamal*
Cada vez que aparece el nombre de la ciudad Waco en los noticieros, siento que algo tremendo está por pasar.
Hace muchos años un amargo conflicto entre una pequeña comunidad religiosa y las autoridades municipales y federales se desplegó como una flor de la muerte. Recordamos el sitio del complejo davidiano (Branch Davidian) que terminó con la muerte de hombres, mujeres, niñas y niños en un torbellino de fuego.
Esto me recuerda la matanza cometida contra la organización MOVE en Filadelfia el 13 de mayo de 1985, hace 30 años.
También me llama la atención la reciente detención de más de 170 motociclistas (bikers) después de la “violencia caótica” del tiroteo en el estacionamiento del restaurante Twin Peaks en la ciudad de Waco.
Cuando establecieron una fianza de un millón de dólares para cada acusado, llegando al total de US$170 millón, sentí una conexión aún más fuerte entre los tres sucesos.
Los Davidianos, MOVE y ahora estos motociclistas han sido demonizados.
Si 170 bikers armados hubieran participado en el tiroteo, el saldo de los muertos habría sido mucho mayor que nueve.
Pero aún así, es un caso enorme. Un caso para lanzar carreras y hacerlas crecer.
Las autoridades de Waco están salivando por imponer la pena de muerte. Pero el condado de McLennan en el estado de Tejas no es Manhattan.
Sin lugar a duda, el costo del proceso se disparará. Y las figuras actuales ni siquiera incluyen el costo de los abogados que defenderán a los 170 acusados. Muchos de ellos tendrán defensas antagónicas, es decir, motociclistas acusando a otros motociclistas.
Muy pronto cuando los incendios se apaguen, cuando las pasiones se calmen, cuando algunas autoridades empiecen a revisar los presupuestos del condado, es posible que la sanidad prevalezca.
Los bikers pueden ser pandilleros, pero no son demonios.
Desde la nación encarcelada, soy Mumia Abu-Jamal.
–©’15maj
20 de mayo de 2015
Audio grabado por Noelle Hanrahan: www.prisonradio.org
Texto circulado por Fatirah Litestar01@aol.com
Traducción Amig@s de Mumia, México
* El miércoles 20 de mayo Mumia Abu-Jamal llamó a Prison Radio para grabar este radioensayo. La noche anterior fue trasladado de regreso a la prisión SCI Mahanoy después de haber pasado más de una semana en aislamiento, encadenado a su cama en el Centro Médico Geisinger. Ahí le hicieron una biopsia y otras pruebas, pero no han compartido los resultados con el doctor independiente de Mumia. El jueves 21 de mayo Mumia recibió una visita de su esposa Wadiya por primera vez en 13 días. En una conferencia de prensa después de la visita, Wadiya reportó que él apareció en silla de ruedas y que ella notó un leve mejoramiento en su salud, pero que aún tiene mucho dolor y que sus pies y piernas todavía están muy hinchadas y sangrientas. Dijo que se portó normal y habló normal pero que a veces soñó despierto e iba “al otro lado”. Rachel Wolkenstein, quien acompaño a Wadiya, pudo hablar con Eddie Africa, quien también está encarcelado en Mahanoy y a veces puede ayudar a Mumia llegar de un lugar a otro. Eddie también tiene diabetes y no ha recibido una dieta o tratamiento adecuado para la enfermedad. Dijo que muchos presos están en la misma situación y también tienen raras afecciones de la piel que no han sido diagnosticadas. A Mumia aún no le han dado un diagnosticado y no ha tenido un tratamiento adecuado. Sigue la campaña para exigir visitas y llamadas sin restricción, igual que acceso a su doctor independiente y sus abogados, y sobre todo, ¡su libertad!
Llamen a:
John Wetzel, Secretary, Department of Corrections, Pennsylvania: 001–717-728-4109
Thomas Wolf, Governor, Pennsylvania: 001- 717-787-2500