Alejandro tenía 19 años estudiante infatigable y persistente…
Héctor, 22 joven responsable, callado y siempre claro de lo que deseaba…
Antonio tenía 24 años y era el que había vivido más años de los tres…
Y así con nuestras virtudes y defectos, nuestras limitaciones y capacidades nos enfrentaron a la parte del Estado que hoy cínicamente se expresa en cotidianos actos criminales.
Lejos estábamos en aquellos años de imaginar lo que hoy vivimos como sociedad, nuestro caso fue un atisbo, un acto introductorio a las ejecuciones extrajudiciales disfrazadas de simples homicidios; a la desaparición forzada como práctica normalizada de aterrorizar a la población, a la tortura como práctica generalizada…
Pero lo que no fue un atisbo ni una casualidad fue la solidaridad que nos cobijó desde un inicio; hubo personas que a pesar del miedo, la criminalización, la intimidación fue a los separos de la Procuraduría General de la República (PGR) donde nos tenían y nos demostró con su presencia que la solidaridad era un acto concreto.
Hubo personas que hicieron por nosotros, por difundir nuestro caso y el caso de las amenazas e intimidación contra los integrantes del Comité, actos de los cuales nunca pidieron reconocimiento o agradecimiento siquiera.
Esas personas tuvieron el “corazón en su sitio” y nos ayudaron a poner el nuestro en su lugar para enfrentar el encierro en los penales de máxima seguridad, las amenazas, los traslados, los castigos injustificados y todo lo adverso que no tocó enfrentar a Alejandro por 3 años y 6 meses, a Héctor y a Antonio por 7 años y 6 meses y a todos los integrantes del Comité por todos los años que duraron en el mismo. Los más antiguos por 14 años ya.
Nunca podremos dejar de agradecer a todos aquellos que aportaron para vernos libres, no importan las diferencias de opinión, de análisis o las distancias geográficas, siempre agradeceremos la solidaridad desinteresada y sin condiciones que se nos ofreció.
Mucho tiempo ha pasado ya y hoy que volvemos a escribir, volvemos a recordar muchos fragmentos de los que nos sucedió, sería imposible decir que alguien del Comité Cerezo México no tenga “cicatrices” de lo que nos tocó enfrentar.
Sin embargo, tampoco hemos vivido de “lamernos las heridas” de enseñarlas para que nuestra opinión tenga mayor validez entre personas que apelan al valor de las palabras de las víctimas por el sólo hecho de serlo.
Vivimos lo que vivimos en un contexto político y social diferente al actual, pero no radicalmente diferente pues en esos años de presidio se fincó lo que hoy vivimos y contra lo que hoy luchamos: la impunidad de las graves violaciones de derechos humanos cometidas en contra de la población más pobre y más desprotegida.
Hemos trabajado al lado del pueblo 14 años, quienes deseen conocer nuestro trabajo pueden trabajar con nosotros, quienes de buena voluntad se acerquen serán bienvenidos y quienes pretender ayudar a la estigmatización y criminalización de nuestra labor seguirán con su sistemática campaña de sembrar desconfianza, dudas, prejuicios y juicios en contra de lo que somos y hacemos.
No nos sorprende que el Estado continúe con su labor de intentar aislarnos para agredirnos o atacarnos, no nos sorprende que utilice todos los recursos a su alcance para continuar propalando por un lado que somos fachada de un grupo insurgente y por el otro que somos paramilitares.
Digamos que es su labor, que es la normalización de las funciones represivas de un Estado que se dedica a violar sistemáticamente los derechos humanos de la población en general y en específico de quienes nos organizamos para defender nuestros derechos.
No, no nos sorprende pero no por ello dejaremos de insistir en que al único que afecta nuestra labor de defensa y promoción de los derechos humanos es al Estado; al único que afecta la documentación de los casos de prisión, ejecución extrajudicial y desaparición forzada por motivos políticos es al Estado. Y por esta afectación el único interesado en detener nuestro trabajo es el Estado. Pueden disfrazar las posibles agresiones o ataques en nuestra contra; pero que a nadie le quepa la menor duda el Estado mexicano es y será el único responsable de lo que le suceda a cualquier integrante del Comité Cerezo México, una organización de derechos humanos.
Esperemos llegar a los 15 años de trabajo vivos, esperemos lograr que la lucha por la libertad de los presos y la presentación con vida de los detenidos desaparecidos sea una lucha común y en la cual no hagamos diferencias entre presos y desaparecidos de manera forzada por sus diferentes posturas políticas.
Los presos y los desaparecidos por motivos políticos son de TODOS, aunque más cercanos al corazón pueden ser algunos, la tragedia que vivimos no puede achicarnos el afecto y justificar el hecho de invisibilizar algunos casos por considerarlos menos importantes.
La lucha es por TODAS Y TODOS los presos y los desaparecidos, que el corazón del pueblo los proteja, los alimente, cuide su memoria y les brinde el afecto. La lucha por TODAS y TODOS es la lucha por nosotros mismos por despojarnos del egoísmo, de la competencia insana, de los prejuicios sin fundamento real.
¡Libertad a todas y todos los presos por motivos políticos del país!
¡Presentación con vida de todas y todos los desaparecidos de manera forzada por motivos políticos del país!
¡Presos hoy, libres siempre!
¡Ausentes hoy, presentes siempre sembrando dignidad y lucha por un mundo mejor!
A 14 años de existencia como organización de derechos humanos
Comité Cerezo México