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Ayotzinapa: ¿Cómo plantear algo y que sea tomado en serio?

No basta con lanzar conjurosPor Omar García

Dicen que amainó la tormenta… Trataremos de dormir entonces.

Pero ¿cómo dormir cuando se sabe que ellos no duermen? ¿Cómo quedarse quietos si ellos no dan tregua?

Sé que lo que escribo incomoda más a quienes nos rodean y a quienes nosotros rodeamos que al enemigo. Pero lo hago con la convicción de que quienes nos apoyan y simpatizan con nosotros sepan que hay en este movimiento quienes queremos que las cosas ocurran de manera muy distinta, también, por supuesto, que las cosas se hagan.

En mi corta vida de casi 11 meses he vivido varias asambleas de los pueblos y de las organizaciones que luchan por el pueblo; también me he enterado de otras reuniones y de otros grupos que dicen que luchan por el pueblo. Puedo afirmar que entre quienes luchan por el pueblo y quienes dicen que lo hacen (organizaciones sociales por un lado y partidos políticos, por el otro) hay grandes diferencias, pero también hay ciertas semejanzas.

El pueblo no necesita solo marchas, necesita perspectivas. El pueblo no necesita salvadores ni grupos de salvadores, necesita un buen planteamiento o miles de buenos planteamientos donde se vean incluidas todas las personas explotadas de este país; donde todos y todas se vean identificadas. Y no solo eso, sino una especie de propuesta que incluya a todos no a simpatizar, sino a participar activamente.

Lo he dicho varias veces y nunca me retractaré: nosotros no admiramos ni respetamos al magisterio de Oaxaca, Michoacán o Guerrero por su combatividad en las calles, sino porque están construyendo educación alternativa. Lo mismo decimos del resto de luchas y movimientos que estén buscando la ruptura con las relaciones actuales de dominio, es decir, RESPETAMOS A QUIENES NO BUSCAN SUSTITUIR UNA FORMA DE OPRESIÓN POR OTRA.

Esto no significa que estamos en contra de las marchas.
Estamos en contra de las que se hacen solo para “pedirle chichi al Estado”, o sea, vemos insuficientes esas acciones para el cambio. Lo son y lo serán mientras no se planteen algo más que gestionar ante el Estado del cual miles y miles son y somos víctimas.

Por eso subrayaba más arriba que suele haber semejanzas entre movimientos sociales y partidos políticos. Pues ambos crean dependencia y costumbre en las personas. Los partidos políticos logran a través de la propaganda y del caudillismo que las personas identifiquen en ellos a una especie de ente o grupo que los va a salvar; los movimientos sociales, a excepción de unos cuantos, acostumbran a las personas a formas de lucha que se convierten en tradición y que nunca llegan a ninguna parte.

Falta creatividad, falta el impulso poderoso de los jóvenes, aunque muchos de estos ya forman parte de una organización y por lo tanto padecen ya cierta alienación hacia las particulares concepciones de estas.

El problema entonces es que la mayoría de quienes de corazón queremos una lucha por el cambio no somos abiertos, ni flexibles, ni actualizados. Igual que quienes nos concientizaron o las organizaciones a las que pertenecemos, muchas veces nos encontramos desfasados de esta realidad y por lo tanto nuestros planteamientos no corresponden con ella.
Leemos libros, analizamos teorías que fueron aplicadas y aplicables para otras épocas, pero no para la nuestra. Falta pues leer y analizar lo nuevo, “fenómeno social” a “fenómeno social” y mucho más que eso: hace falta leer no los libros como decía Marx, sino la realidad.

Yo entiendo que debe haber espíritu revolucionario, que las personas deben informarse y estar al tanto de la situación del país, adquirir conciencia pues, como muchos en el movimiento afirman.

Pero eso no basta.

No basta con lanzar conjuros al sistema capitalista, no basta con grandes foros de temas candentes donde vamos a ir a hacernos pedazos entre nosotros.

Habría que preguntarse si el movimiento que inició hace casi un año no debería dar lugar u origen a otros movimientos que cuestionen mas de fondo los problemas.

Hace falta un proceso de organización nuevo y con estilo nuevo, con temas nuevos, planteados, leídos y analizados de manera nueva ¿Quién se apunta? ¿Por dónde empezamos? ¿Cuándo lo hacemos?

¡PORQUE VIVOS SE LOS LLEVARON!

¡VIVOS LOS QUEREMOS!

 

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