Sus amigos lucen tristes al hablar de él, pero luego una chispa de alegría brota. “Benjamín tiene distintos apodos –dice uno–, le decimos Comelón, por ejemplo…” Y otro normalista se apresta a añadir: “Y también le decimos Dormilón”…
“En fin –resume el primero– todo lo que termine en ‘ón’… Dormilón porque duerme mucho el camarada, y Comelón, porque un día hubo una mesa de diálogo, y pusieron unas galletas, y él se las acabó todas… Él es originario de un pueblito de adelante de Chilapa, es un chavo serio y a la vez relajista…”
Y entonces interviene nuevamente el segundo amigo: “¡Sí! El Comelón tiene tiene una voz muy grave, y su risa, cuando se ríe, él contagia, porque lo hace de una manera especial, muy grave, pero no feo, él contagia con su risa…”
Benjamín Ascencio Bautista tiene 19 años, es su nieto, el más cercano a su corazón. El abuelo prefiere ya no escuchar ni oír tanta información sin confirmar que llega desde el exterior de la Normal Rural Raúl Isidro Burgos de Ayotzinapa; “tanto chisme”, dice, que sólo perturba el estado de espera angustiosa en que se encuentra sumido el grupo de familiares de los 43 estudiantes desaparecidos.
El sufrimiento de este campesino apacible es doble: no saber dónde anda metido ese nieto tan querido, y ver tan desesperada a su hija Cristina, la mamá de Benjamín, el normalista desaparecido en Iguala la noche del 26 de septiembre, junto con 42 compañeros.
“El gobierno se está haciendo tonto. Aquí nos tiene espere y espere, y ellos mientras andan buscando donde saben que no están. Si de verdad quisieran encontrarlos, de volada nos los traerían de regreso, o nos dirían algo que sea verdad comprobada, no todas esas cosas que andan inventando.”
La última vez que Juan Bautista Melchor vio a su nieto Benjamín fue en junio de este año.
“Me vino a ver al ranchito, allá por Alpuyecancingo”. Repasa, palabra por palabra, la conversación:
–Abuelito, ya me voy a estudiar a la universidad.
–¿Pues con qué, si sabes que no hay dinero?
–En Ayotzinapa, abuelo. Ya averigüé. Ahí no se paga nada.
–¿Estás seguro?
–Seguro. Voy a hacer el examen, y si paso me quedo. Ya le dije a mi mamá.
Y pues, “yo creo que pasó el examen, porque ya no regresó”, agrega Juan Bautista.
3.- La madre del estudiante Benjamín Ascencio Bautista, Cristina Bautista dijo: “lloramos no porque aceptemos su muerte sino porque los extrañamos…Nos han dicho que están muertos, pero no hay pruebas…Personas que dicen que sólo molestamos, les aseguro que sí su hijo estuviera aquí, también lo buscarían… Vamos a marchar hasta que nos entreguen a nuestros hijos”.