Sin labriego ni tacto
Ahí donde la mirada hace odio purpura la sangre,
ahí donde somos dos
en la misma ubre.
Donde la luz pasea con sus peces abismales
Y los días animales abren la invasión de la noche.
Ahí donde creo con los ojos,
y los fastos sueños abren sus pieles remotas.
donde el violín usa su disfraz de la muerte,
y una vida se incendia entre mis venas.
Ahí donde el crucificado tiene el perdón de una herida abierta,
donde el carmín sale de su nube de despojos
y un beso anuncia que parirá la tierra.
Ahí donde tu y yo,
estamos muertos de inmortalidad
y un hijo reparte su corazón en las manos de una estrella,
Ahí donde la lluvia refleja la mitad de latrocinio
que esconde la luna.
Ahí donde las bestias sufren de verdad,
y la ceguera escupe los colores de la sombra,
hay donde tu madre te busca alas
que desconozcan el cielo.
Donde la vida y la muerte pisan
lo que no pudiste callar.
Aquí te espero hermano
regresa con la santidad hecha esperma,
con un milagro de carne que te presto el diablo
con el silencio iluminado de un olvido castrado,
con la mitad de alma que te profano el polvo con mis labios.
-Juan Fernando Lechuga Ramos