Monterrey, N.L., 12 de febrero de 2016.– A primeras horas de este jueves 11 de febrero, familiares, gente solidaria y amigos de los más de 3800 recluidos en el Topo Chico se reunieron a las afueras del sobrepoblado penal, después de escuchar ruidos y señales claras de un conflicto en su interior.
Las noticias eran que en el interior de las instalaciones había ocurrido un motín entre dos grupos presuntamente vinculados con alguna organización del narcotráfico. El gobernador del estado, Jaime Rodríguez Calderón “El Bronco”, señaló en conferencia de prensa que había 52 muertos después del altercado y que afortunadamente no había victimas del sexo femenino, ni niños. Dicha cifra fue modificada por la noche, cuando señaló por medio del procurador de justicia, Roberto Flores, que la situación estaba bajo control y eran 49 las personas fallecidas.
Desde la madrugada, horas después de que iniciara el presunto conflicto y un incendio, familiares de personas presas en búsqueda frenética de sus familiares, comenzaron a reunirse a las afueras del penal con la esperanza de tener información.
Largas filas y horas de espera, han tenido que soportar, llenos de incertidumbre ante la situación, pues a pesar de los números declarados en los medios de comunicación, y la lista con los nombres de 40 personas fallecidas, la información era, y continúa siendo incierta.
No informaban con claridad cuantas personas fallecieron, cuantas están heridas y cuantas más han sido trasladadas a penales de otros estados. Nadie era capaz de ofrecer información certera, nadie podía aliviar lo que horas más tarde se convertiría en desesperación y angustia.
Alrededor de las 4:30 de la tarde había cientos de personas esperando noticias de sus familiares, unos y unas habían entrado y traían noticias sobre el estado de los presos, las cuales no eran nada positivas. La escena a las afueras del penal era desoladora: mujeres, madres y familiares llorando la pérdida de un ser querido, sin entender lo que había pasado en realidad. Furia y dolor, desesperación y desolación eran los sentimientos que se sentían en el aire.
Ante la poca información proporcionada por las autoridades del penal, las noticias empezaron a correr por todos lados y la gente llena de angustia empezó a tejer las historias con las pequeñas fugas de información conseguidas tras las entradas al penal, asistencia legal, pláticas con otras personas, visitas al hospital, etc. La acumulación de información en cuanto a la gravedad de la situación cada vez era mayor, y la gente trataba de entender lo que realmente estaba ocurriendo ahí adentro.
Mucha gente venía llegando del Hospital Universitario y traía consigo información que parecía más bien de un ambiente de guerra. No eran 40, ni 50, la gente hablaba de cientos de cuerpos que llegaban al Hospital, cuerpos calcinados, decapitados, muertes perpetuadas de manera brutal. A pesar de la declaración del Gobernador, una de las voces que salían del penal decían haber encontrado el cuerpo de una mujer con su bebe calcinados.
Quienes entraban al penal tenían tres posibilidades: encontrar a su familiar bien, encontrar a su familiar con golpes o no encontrar a su familiar. Ante la última posibilidad, existía la esperanza de que hubiera sido trasladado a otro penal. Pero la verdad es que ninguna posibilidad era tranquilizante. Todas y todos temían por la vida de sus seres queridos. Quienes estaban ahí desde la madrugada, mencionaban que por la mañana se habían llevado entre 100 y 200 reos, para transferirlos a Durango o las Islas Mujeres sin previo aviso a sus familiares. ¿Por qué no hay una lista de los reos trasladados?
Rumbo a las 6:30 de la tarde, la gente que seguía cerca de la puerta principal del penal, salió corriendo y gritando “balazos”. Anteriormente se había visto entrar, por la parte trasera, a cientos de federales y la marina. El sonido de dos detonaciones al interior del penal, estaban ocasionando la huida y el incremento de tensión y nerviosismo entre las mujeres que gritaban que estaban golpeando a los presos. De repente las puertas del penal se cerraron y las visitas se dieron por finalizadas.
Todas y todos los que llevaban haciendo filas por horas fueron expulsados del interior del penal, mientras algunas personas seguían intentando dialogar con una supuesta organización internacional de derechos humanos: la Organización Diplomática Internacional, cuya forma de trabajo generó dudas entre los presentes sobre su verdadera procedencia e intereses a la hora de accionar en semejante crisis. Esta organización es la que empezó el rumor acerca de los cuerpos calcinados de la mamá con su hijo, y en vez de apoyar parecía interferir y no dejar en claro en qué consistía su apoyo y que finalmente salió cuando federales y marinos entraron al penal. Las madres y esposas, hijas e hijos con furia les gritaban, “¡Les queremos adentro!, ¡¿Por qué salieron?! ¿Dónde están las cámaras adentro para estar checando lo que les hacen? ¡Les están golpeando!”
Miedo y angustia rondaban por la calle, solamente la señora Sandra Elizabeth Ortiz quiso proporcionar su nombre y el de su hijo Yonatán Méndez Ortiz que hasta ahora sigue sin aparecer. A ella le realizaron una prueba de saliva al entrar, diciéndole que era para tener su ADN y en dado caso poder identificar a Yonatan, pues “tal vez está entre los chamuscados” decía entre llanto y dolor. Otra madre comentó que lo único que quiere es saber es si está bien su hijo, que ya fue al Universitario y que no encuentra respuesta.
La preocupación y el peligro siguen latentes, pues posterior a las detonaciones, se comenzaron a escuchar gritos que provenían de dentro del penal. El peligro no sólo es una sensación provocada por la situación, sino una realidad. Una joven que venía en busca de su hermano y su esposo, entró por la mañana y logró ver que su hermano estaba bien –un tanto asustado, pero sin heridas-, pero en la tarde que entró su cuñada a verlo, se encontraba golpeado. No obtuvo mucha información, pero solicitaba apoyo para que trasladaran a su hermano, pues “pueden matarlo ahí adentro”. En cuanto a su esposo, no logró encontrarlo dentro del penal, pero otros internos le mencionaron que lo habían trasladado en la mañana a Durango.
La joven nos compartió que también ella había estado adentro por “andar de cabrona, ¿verdad?” y sabía cómo funcionaban las cosas. Comentó que quiénes mandan, quienes son la ley, no es la policía, y la directora del Penal Topo Chico es cómplice de tal situación.
El día de hoy 12 de Febrero se espera que haya las listas de reos trasladados y que se dé información de los que están desaparecidos o de los que no se tiene ninguna información, se espera saber la cifra real de defunciones y las explicaciones de lo que está sucediendo.
Después de 24 hrs., queda claro que no sólo se trata de un motín o de un enfrentamiento entre grupos antagónicos, no se sabe qué se está cocinando, o cuáles son las reales intenciones de esta masacre. La policía del penal y las fuerzas de seguridad del estado permitieron que esto pasara. La gente pide respuestas con desesperación y es así que se espera otra larga jornada el día de hoy en donde muchas y muchos están esperanzados de encontrar a sus familiares con vida.
Pingback: Tercer día desde el Penal del Topo Chico: La inquietud después de la Masacre. Monterrey, laboratorio de exterminio – Centro de Medios Libres México
Pingback: Familiares hacen fila por información en el Penal del Topo Chico. Listas de fallecidos y trasladados – Centro de Medios Libres México
Pingback: Segundo día desde el Penal del Topochico. Monterrey, un Laboratorio de Exterminio – Centro de Medios Libres México