Sé que habrá quien repare, quienes le llamen traición o insensibilidad. Yo le llamo autocrítica o “hablar a calzón quitado”.
En las luchas que no tienen muertos o desaparecidos de por medio se pueden velar muchas cosas, omitir errores y convertirlos en hábito.
Luego el hábito nos lleva al fracaso y en lugar de revisar nuestros errores solemos culpar al enemigo.
Muchos de nuestros males se los debemos a ellos ciertamente, pero algunos también son cosa nuestra.
En nuestra lucha no se puede omitir nada. Porque sea como sea, es decir, entresaquen nuestros adversarios para sus fines o no, lo que digamos, lo cierto es que seguiremos luchando. Pues no nos queda de otra.
Digo. En casa cuando alguien pateaba a mi perro me molestaba mucho… ¡Nomás imagínense lo que sentimos nosotros y a lo que estamos determinados por lo que nos hicieron el 26/09/14 y las burlas luego de eso!
En fin, solo quería decir esto que sigue.
Lo sostengo una y mil veces: es cosa de decidir lo que uno quiere hacer. Los hechos siempre dirán más que las palabras.
Muchos y muchas, lo sé, acostumbrados a repetir lo que escuchan de otros (chismes), se pierden del quehacer pequeño y cotidiano.
¿A cuántos hemos visto levantar la mano para apuntarse a la participación y a la hora de los hechos nomás no se aparecen? ¿Cuántos más entre pasillos, entre compañeros o compañeras, arguyen hacer mejor las cosas que quienes aunque poquito, hacemos, pero a la hora de construir planteamiento concreto no les da la cabeza más que para darle vuelta a los asuntos y volver a la tradición?
¿Cuántos para colmo cuando hay un buen colega que tiene propuestas buenas y novedosas hacen todo por obstaculizarlas? Frecuentemente por envidia, pero también porque una propuesta nueva implica trabajo y al trabajo para el bien común pocos le entran.
Ahí están la filas mis estimados enemigos, elijan bien.
Pero sobre todo ustedes compañeros y compañeras, ELEGIR nos define.
Fin de mis palabras “insensibles” y “traicioneras”, por el momento.