A las y los trabajadores de San Cristóbal de las Casas Chiapas,
A los medios de comunicación locales,
A las organizaciones de derechos humanos y que se oponen a las injusticias,
A los visitantes y turistas que llegan a esta ciudad,
Mi nombre es Yesenia del Carmen Trejo Gutiérrez y soy una mujer trabajadora de la ciudad de San Cristóbal de las Casas, Chiapas. Dependo de mi trabajo para mi sustento y el de mi familia. Por medio de esta denuncia quiero señalar a la señora Flor de María Pedrero, dueña del Hotel “Casa de Mamá” ubicado en la Calle Guadalupe Victoria 56, Barrio de La Merced, por violencia física y abuso de poder en el lugar de trabajo.
HECHOS
Como se expone abajo en la relación detallada de los hechos, el día 11 de Abril de este año 2017, la señora Flor de María Pedrero me llamó la atención de manera injustificada y altanera por mi desempeño en mi trabajo de recepcionista del Hotel Casa de Mamá. En respuesta a eso y, habiendo presenciado anteriormente prácticas de abuso de poder por parte de la señora Flor en contra de otros trabajadores del hotel, le dije que estaba dispuesta a entregar mi puesto de trabajo si ella no estaba a gusto con mi desempeño. Ella aceptó pero antes me tomó fotos, sin mencionar para que las usaría. Antes de irme me aseguré que la contadora Fabiola Mazariegos, hija de la dueña, verificara que estaba dejando todo en orden en cuanto a efectivo existente en la caja y papeles de la recepción.
Cuando fui por el pago que me correspondía la señora Flor me entregó cien pesos menos de lo que me correspondía y cuando le exigí la paga completa se negó. Le dije que si necesitaba los 100 pesos faltantes se los regalaría y acto seguido me abofeteó en la cara y me aventó el dinero. A este gesto, yo le respondí diciendo que en ningún momento le falté el respeto y que exigía que se me tratara con respeto y dignidad y se me pagara de buena manera, también lo repetí en frente de su esposo el Sr. Humberto Cañaveral Mazariegos que se encontraba cerca, sin embargo él se alejó sin decir nada.
Me quedé esperando afuera de la recepción a que la contadora apareciera para solicitarle el pago, pero no apareció. En cambio la señora Flor recogió el pago, lo enrolló y se dirigió hacia mí e ingresó el pago a mi bolsillo, diciéndome que ahí estaba el pago que tanto exigía. En ese momento me defendí de su trato humillante con un empujón que no fue agresivo, y ella intento agredirme por segunda ocasión pero metí las manos para defenderme y empecé a gritar el nombre de uno de mis compañeros de trabajo solicitando ayuda. Fue donde me dejó y me salí.
Aunado a lo anterior sólo me queda mencionar que le dije que la demandaría y ella muy segura de su poder económico y de su apellido me respondió que lo hiciera. Se que es mi palabra contra la suya, pues las pruebas como los videos de las cámaras del hotel que pueden dar testimonio de todo lo que pasó son propiedad de ella, y que fue ella quien me agredió físicamente aprovechando que no había testigos.
DENUNCIA
Por esto, por ser una sencilla trabajadora, frente a una exponente de las familias poderosas de esta ciudad, que se valen artimañas para seguir abusando de las personas como yo, se que no puede proceder una demanda legal en contra de la señora Flor de María Pedrera por violencia física y abuso en el lugar de trabajo. Sin embargo, hago esta denuncia pública porque es injusto que a diario personas como ella se crean dueñas de San Cristóbal y puedan con lujo de violencia física y psicológica mantener al personal con miedo. Me considero una persona integra y profesionalmente, responsable, lo pueden confirmar diferentes familias que me confían a sus hijos para que los cuide como niñera.
Si exigir mis derechos de trabajar en un ambiente laboral digno, recibir un trato respetuoso y no moldearme ante una persona autoritaria, significa, como lo dijo la señora Flor, ser una persona “problemática”, entonces sí me consideró problemática. No pido dinero, eso es lo de menos ahora. Pero exijo que seamos tratados dignamente. La era donde había capataces ya acabó pero pareciera que continúa, que la vivimos a diario, disfrazadas bajo términos como “empleados” y “empleador”. Actos como el que subí se repiten en muchas instituciones y empresas del ramo turístico de esta ciudad.
¡Basta de maltratos hacia las y los trabajadores de San Cristóbal!
Atte.
Yesenia del Carmen Trejo Gutiérrez
Por un cultura digna en pro de los derechos laborales
RELACIÓN DETALLADA DE LOS HECHOS
Desde hace tiempo había empezado a buscar trabajo y un día me percaté de la vacante de recepcionista en el hotel Casa de Mamá ubicado en la Calle Guadalupe Victoria 56, barrio La Merced. Fui requerida para el último día del mes de Febrero para una entrevista que me realizo la dueña del Hotel recibiéndome por primera vez el contador Carlos Ballinas quien en ese momento fungía como gerente operativo. Se me citó a una segunda entrevista por la tarde de ese mismo día, misma que fue realizada por la dueña del hotel la señora Flor de María Pedrero. En esta entrevista se me confirmó ser aceptada para el área de recepción con el horario de 7 a 3 de la tarde con un sueldo de 1500.00 pesos quincenales.
Al principio todo fue normal: el gerente de operaciones Carlos me comentó como se llevaban a cabo el procedimiento de reservaciones así como lo que se tenía que hacer en el área de recepción. Se me instruyó en algunas labores así como el procedimiento necesario para la recepción de huéspedes. Durante mis primeros días la dueña viajó fuera de la cuidad, por lo que por cualquier duda o situación laboral Don Carlos me apoyaba por lo que lo reconocí como jefe inmediato.
A su regreso del viaje la Sra. Flor se encargaba de ordenar la realización de actividades. En una de las ocasiones llamó a las camaristas para llamarles la atención de manera violenta, utilizando palabras humillantes y con un tono de voz elevando. Yo me encontraba en el área de recepción atendiendo a unos huéspedes, pero se lograba escuchar todo. Desde ese momento supe que no tardaría trabajando ahí, pero por indecisión me mantuve. Poco tiempo después el contador renunció y a su salida me empecé a dirigir con la nueva contadora del hotel Fabiola Mazariegos, hija de la dueña Flor de María Pedreros, para resolver mis dudas, y con quien puedo decir que llevé una relación laboral sin problema alguno.
Seguí trabajando hasta el día 11 de Abril. Ese día como todos los días le reporte a la contadora los pendientes, en el transcurso del día la contadora me requirió la papeleta de reservación de una huésped que estaba hospedada y con la cual había detalles pues la señora reservo para cuatro días y se presentó hasta los dos últimos. La misma señora acudió a recepción a solicitar información turística y se le mencionó que tendría cambio de habitación por reacomodo. Me preguntó porque se le estaba cobrando más por los primeros días que por los últimos, y como yo desconocía la información le mencioné que en cuanto llegara la persona indicada solicitaría la información y se la haría llegar por la tarde.
Generalmente la contadora Fabiola se presenta mucho antes que la sra. Flor de Maria, pero ese día fue la Sra. Flor quien se presentó primero. Tiempo después la contadora llegó y me solicitó dicha reserva, aprovechando le comenté la duda de la huésped, ella me solicitó su papeleta y se la llevó a su oficina, en donde creo que se encontraba su mama la sra. Flor, persona que me llamo posteriormente a la sala de juntas que se encuentra aún costado de la recepción y de manera altanera me empezó a decir que soy una persona problemática y que desde que llegué solo estaba causando diferencias entre ella y su hija la contadora Fabiola, y que porque tenia que estar viendo lo de la reservación de la señora cuando ella ya le había especificado cuanto iba a pagar, como recepcionista entiendo que debo tomar nota y verificar lo requerido por lo huéspedes y dicha información se me solicito por la huésped en ningún momento solicite algo fuera de mis funciones.
Le comente que si ella no estaba a gusto con mi trabajo y que yo tampoco con el ambiente laboral le entregaba el puesto. Aceptó pero no sin antes tomarme fotos, mismas que desconozco la razón y el destino que tuvieron. Le dije que sí estaba bien que me tomara las fotos o videos que ella quisiera pero que le pedía que fuera honesta y justa con la información que diera acerca de mi persona. Posteriormente se me requirió el uniforme mismo que fui a traer a mi casa, no sin antes solicitar a la contadora verificara el corte de efectivo y que todos los documentos de recepción estuvieran en orden. Después de que la contadora aceptó que todo estaba en orden del efectivo y demás, procedí a venir a mi domicilio a recoger el uniforme y llevárselo. Al ingresar encontré en recepción a la señora Flor quien recibió las dos playeras que me dio del uniforme y dos sacos.
Después solicite el pago y ella me entrego un recibo en blanco mismo que quería que firmara. Al solicitarle la cantidad que me pagaría, me dijo que me pagaría mil pesos pero yo le mencione que era más pues para mí eran once días laborados ya que me presente a trabajar y además me correspondían doscientos pesos más por laboral en mi día de descanso que eran los Martes y que por temporada vacacional no se descansa pero se me pagaría, y cien pesos más porque laboré un día martes fuera de temporada vacacional por falta de quien me cubriera. Haciendo un total de mil trescientos.
Ella se negó a pagarme dicha cantidad y solo me dijo que me pagaría 1200.00 pesos. Al ver su negativa y su insistencia por que yo firmará el recibo le respondí que si que estaba bien que yo le firmaba por los 1200.00 y que si ella necesitaba los cien pesos se los regalaría. Acto seguido ella me abofeteó y me lanzó los mil doscientos. A lo que yo le respondí diciendo que en ningún momento le falté el respeto y que exigía que se me tratara con respeto y dignidad y se me pagara de buena manera.
Su esposo se encontraba en las afueras del área de recepción y le solicité que fuera tan amable de pagarme de buena manera y que no era aventándome el dinero como me tenían que pagar. Su esposa alegó mintiendo que yo ya teniendo el dinero en mis manos lo arrojé cuando no fue así. El señor huyendo de la situación se fue a su oficina que comparte con la contadora. Hay cámaras que pueden confirmar lo que pasó.
Me quedé parada a las afueras de recepción esperando que la contadora apareciera para solicitarle el pago. Pero no apareció. Giré y vi como la señora Flor recogió el pago, lo enrolló y se dirigió a mi ingresando el pago a mi bolsillo y diciéndome que ahí estaba el pago que tanto exigía. El único error que tuve, del cual estoy consciente y que ella puede alegar, fue defenderme en ese momento con un empujón que no fue agresivo, ella intento agredirme por segunda ocasión pero metí las manos para defenderme y empecé a gritar el nombre de uno de mis compañeros solicitando ayuda. Fue donde me dejó y me salí.
Aunado a lo anterior sólo me queda mencionar que le dije que la demandaría y ella muy segura de su poder económico y se su apellido me respondió que lo hiciera. Se de que artimañas se valen este tipo de personas, y se que es mi palabra contra la suya pues no cuento con pruebas ya que fue muy inteligente de golpearme cuando nos vio solas y las cámaras y videos son propiedad de ella. Sólo me cabe mencionar, por si se quisiera utilizar eso en mi contra, que se me acuso también de tener convenio con La Lupe, restaurante que está en la Real de Guadalupe, y que llegaron a dejar unos folletos al hotel. Al momento que un huésped solicitaba información de donde comer comida típica se les proporcionaba tres opciones: Barrios de Jovel, el Fogón de Jovel y La Lupe. Para este último restaurant, al entregarle una postal, el cliente obtenía una sopa de pan en cortesía y la misma postal a mi me daba el derecho de una pequeña comisión. Pero en ningún momento se le obligaba al huésped a ir y comer en ese establecimiento. Los mismos dueños de la Lupe lo pueden aclarar.