Mumia Abu-Jamal. Have Black Lives Ever Mattered? (¿Las Vidas de los Negros Una Vez Han Importado?) San Francisco: City Lights Books. Open Media Series editor: Greg Ruggiero. 2017.
Reseña por Carolina Saldaña
En este libro compuesto de 75 breves ensayos escritos de 1998 a 2017, el autor Mumia Abu-Jamal, ex Pantera Negra y preso político, da una perspectiva histórica a la cuestión de la violencia policiaca mientras se refiere a historias de personas negras asesinadas por policías blancos. Algunos de los ensayos son inéditos y otros previamente grabados por Prison Radio u otros medios. El libro también contiene una condensación del panfleto ¿Proteger y Servir a Quién?, sobre los orígenes de la policía en Estados Unidos.
En la introducción, Abu-Jamal aborda la cuestión titular del libro. ¿Las vidas de los negros una vez han importado? “Si la pregunta es provocativa, ¿la respuesta…no es aún más provocativa? Pero ¿quién se atreve a responder de una manera que no sea negativa?” En el transcurso del libro, él vuelve a considerar esta cuestión una y otra vez.
En la introducción del libro, el autor también da la bienvenida a los movimientos nacionales como Black Lives Matter, que “son manifestaciones de solidaridad y resistencia y dan voz a la rabia, angustia, esperanza y protesta insurgente provocada por cada asesinato policiaco”. El hecho de que este movimiento se creó por tres mujeres negras es relevador, dice, porque durante toda la historia del país “los esfuerzos y compromisos de mujeres de color han promovido redes de resistencia y movimientos de liberación”.
Con una crítica mordaz al manejo mediático y jurídico de los casos de las personas asesinadas, Abu-Jamal demuestra cómo la violencia policiaca lleva a la impunidad para los agresores y al encarcelamiento masivo para controlar a las comunidades negras. Los movimientos pueden cambiar todo, pero las fuerzas políticas, mediáticas y estatales no quieren cambio, dice. Quieren continuidad para mantener sus ganancias y su poder.
El autor insiste en que no estamos hablando simplemente de “la brutalidad policiaca”, sino del “terror policiaco”. La meta de la violencia policiaca en los asesinatos de jóvenes negros es meter terror en la población negra, explica. Fue la intención en el asesinato del Pantera Negra Fred Hampton en 1969 y el bombardeo de la casa de la Organización MOVE en 1985. “El terror policiaco pretende bloquear los movimientos por la libertad y proteger un sistema de represión racista”.
¿Y cómo se implementa? En base a la supremacía blanca que se refleja en la cobertura, o no cobertura, de los medios de comunicación; los instrumentos de investigación como el gran jurado, importado de los caballeros y príncipes de Inglaterra; y “la malicia legalizada de la autoridad judicial vestida de negro”.
¿Y cómo llaman a un juez que hace declaraciones racistas? Su señoría.
En su ensayo, “Ferguson el epicentro”, Mumia Abu-Jamal habla de las protestas contra el terrorismo policiaco en ciudades por todo Estados Unidos. Llevan pancartas y mantas con las leyendas “Manos arriba. No disparen”. “No puedo respirar”. “Encarcelan a los asesinos policiacos”. No hay un solo grupo o líder al mando. No se relacionan con partidos políticos. Dice el autor que todo esto no hubiera sido posible sin el levantamiento de la juventud en Ferguson, Misuri, después del asesinato del joven Mike Brown el 9 de agosto de 2014. Ese levantamiento se amplió con la decisión del gran jurado de no levantar cargos contra el asesino Darren Wilson dos meses después.
¿Quiénes son los verdaderos agitadores externos? Los policías que no viven en Ferguson. Trabajan ahí. Asesinan ahí. Pero no viven ahí.
Los asesinatos de las siguientes personas negras también provocaron rebeliones y el envío de tropas en fechas cercanas al asesinato de Mike Brown:
Eric Garner. Un grupo de policías en Staten Island, Ciudad de Nueva York lo estrangularon el 17 de julio de 2014, mientras él insistía: “No puedo respirar”. Los policías fueron exculpados por un gran jurado el 3 de diciembre y la única persona en prisión hasta la fecha es Ramsey Orta, quien hizo la videograbación del asesinato.
Tamir Rice. El niño de 12 años fue asesinado por policías en Cleveland, Ohio, el 22 de noviembre de 2014, mientras jugaba con una pistola de juguete. ¿Hubo castigo para su asesino, Timothy Loehmann? No. Juró que tenía miedo. “A nombre del protocolo, al nombre frío del miedo, niños negros son asesinados para que los policías blancos pueden sentirse seguros”, resume Abu-Jamal. ¿Cuándo un niño no es un niño? Cuando es un niño negro.
Walter Scott. Su asesinato por el policía Michael Slager in North Charleston, Carolina del Sur, el 4 de abril de 2015, fue grabado en video por un paseante en su celular y difundido por el mundo entero. Slager fue formalmente acusado pero liberado. “El video aparentemente no era suficiente para convencer por lo menos un miembro del jurado a condenar a Slager a pesar de la contundente evidencia en su contra”, comenta el autor.
Freddie Gray. Detenido en un buen estado de salud el 12 de abril de 2015 porque un policía dijo que llevaba una navaja, Freddie murió el 19 de abril por lesiones a su columna, después de que seis policías de Baltimore lo transportaron en una camioneta sin seguir procedimientos de seguridad. Aunque no se pudo comprobar que le dieron un “rough ride” intencionalmente, muchas personas dijeron que esta era una manera común de lastimar a las personas transportadas. Ninguno de los policías fue encontrado culpable de su muerte.
También en este libro hay ensayos sobre casos anteriores como el de Delbert Africa de la Organización Move, salvajemente pateado y golpeado después del ataque de 500 policías a su casa colectiva en Filadelfia el 8 de agosto de 1978; Rodney King, golpeado brutalmente por policías de Los Ángeles el 3 de marzo de 1991; Abner Louima de Haití, torturado y violado con un palo por policías de NYC el 9 de agosto de 1997; Amadou Diallo inmigrante guineano asesinado en la entrada a su casa por policías de NYC el 4 de febrero de 1999; Oscar Grant, asesinado por la espalda por el policía Johannes Mehserle en Oakland, California el 1 de enero de 2009; Troy Davis, ejecutado en Savannah, Georgia, el 21 de septiembre de 2011; y Trayvon Martin asesinado por el vigilante George Zimmerman el 26 de febrero de 2012 en Sanford, Florida.
¿Dónde está la rabia? pregunta Mumia Abu-Jamal. Y contesta. “No hay rabia. El asesinato de negros por el sistema ha sido normalizado durante siglos de esclavización blanca, terrorismo e injusticia. Las cosas simplemente son así…Nos hace falta rabia. Y la unidad de la gente es el arma más grande contra el silencio, temor y opresión impuesta por el sistema”.
Un caso que el autor aborda en el libro se trata de cuatro jóvenes negros y uno identificado como “hispano” condenados y encarcelados por una horrenda violación de una jogger que ellos no cometieron. El juez durmió durante todo el proceso y al final “los 5 de Central Park” fueron encontrados culpables. Un hombre de negocios llamado Donald Trump sacó un anuncio de página completa lamentando que “estos animales no hayan recibido la pena de muerte”. Cuando el verdadero violador confesó, los cinco salieron después de haber pasado 13 años en prisión.
En su ensayo “Operación Restaurar la Confianza”, sobre un proyecto de políticos, policías, clérigos y organizadores para hacerse cargo del problema del abuso policiaco en las comunidades negras, Abu-Jamal queda atónito al ver el nombre: ¿Restaurar la confianza? ¿Cómo es posible restaurar algo que nunca ha existido? pregunta. Explica que los policías son enviados a las comunidades negras, pero no para “proteger y servir” a la gente. Su meta es “controlar a esta comunidad y disciplinar a los negros para minimizar cualquier amenaza a la riqueza blanca y sentido de seguridad”.
Al llegar los europeos a las Américas, las vidas de los indígenas originarios no les importaban. Querían sus tierras y las tomaron, diezmando a sus comunidades con abuso, enfermedades y guerra. Para1502, los españoles importarían africanos en cadenas y para 1619, barcos holandeses llevarían a trabajadores africanos al asentamiento inglés de Jamestown, Virginia. Para 1650, la esclavitud sería la norma para ellos, y durante 200 años las vidas de los negros no les importaban nada a los blancos en una tierra definida por la supremacía blanca. Cuando muchos esclavos escaparon, sus atrapadores se multiplicaron con la aprobación de la Ley Federal de los Esclavos Fugitivos en 1850. En su pieza, “No tenemos país”, Mumia Abu-Jamal cuenta la increíble resistencia de esclavos fugitivos afuera del pueblo Cristiana, cerca de Filadelfia. Entre William y Eliza Parker y los demás esclavos fugitivos que pelearon y los abolicionistas que los apoyaron, las vidas de los negros sí les importaban.
Pero a los primeros policías del país, identificados por Mumia Abu-Jamal como los atrapadores de esclavos prófugos, por un lado y las violentas pandillas de irlandeses e italianos en las ciudades el norte del país, por otro, no les importaban las vidas de los negros, sino todo lo contrario.
Miles de negros pelearon y murieron al lado de la Unión en la Guerra Civil, pero después fueron tratados como el enemigo. “La supremacía blanca fue la ley y la negritud fue un crimen”, dice el autor. Las vidas de los negros no importaban.
¿O sí? Tres enmiendas a la Constitución de Estados Unidos fueron aprobadas después de la Guerra Civil, supuestamente para abolir la esclavitud y afirmar los derechos de todos los ciudadanos. Durante el breve periodo de diez años llamado “Reconstrucción”, hubo cambios importantes, y para millones de personas, las vidas de los negros sí importaban. Muchos negros fueron elegidos a legislaturas estatales y nacionales. Asistieron a escuelas públicas gratis y hubo avances en los derechos de las mujeres. En algunos lugares eran dueños de tierras.
Sin embargo, los derechos se perdieron cuando el Ku Klux Klan empujo al pueblo negro atrás hacia la esclavitud y los estados sureños pasaron nuevas leyes para asegurar que los negros no pudieron votar. Ocurrió un largo periodo marcado por el linchamiento de hombres negros, denunciado por Ida B. Wells y otros periodistas y activistas para quienes las vidas de los negros sí importaban. Hoy en día, dice Abu-Jamal, la pena de muerte es la secuela de la ley de linchamiento en aquel periodo. Y el encarcelamiento masivo de miles de hombres negros es una nueva forma de esclavitud.
En el Movimiento para los Derechos Civiles en los años 50 y 60, hubo un fuerte enfoque sobre la lucha por el derecho a voto, negado a ciudadanos negros en todas partes del Sur. ¿Los votos de los negros una vez han importado? Pues, han importado suficientemente para suprimir y robarlos, dice el autor.
Como respuesta a los ataques contra activistas pacifistas, al asesinato de Emmett Till y al bombardeo de la iglesia negra donde murieron cinco niñas, el movimiento atrajo nuevos adherentes. Algunos grupos como los Diáconos para la Defensa tomaron armas para protegerse mientras seguían con su lucha para la justicia. El líder más reconocido, Martin Luther King, fue criminalizado y asesinado. Pregunta: ¿Si pudieron hacer esto a este hombre tan apacible, ¿qué pueden hacer a ti? Respuesta: Lo que se les pegue la gana.
A finales de los años 60 y durante los años 70, el Movimiento de Liberación Negra llevó la lucha a otro nivel, sacudiendo los cimientos de la sociedad, a tal grado que el FBI inició un programa para acabar con todo el movimiento y en especial, con el Partido Pantera Negra. A la vez, el FBI ocultó archivos en su posesión que señalaron los autores de crímenes contra la comunidad negra. Por eso, dice el ex Pantera Negra, es una locura que la respuesta de los políticos y personas desesperadas ante la nueva ola de terror policiaco es llamar al FBI.
Mumia Abu-Jamal opina que Ferguson ha sido un momento decisivo.
Ferguson, dice, revela el secreto sucio de la inmunidad policiaca en un sistema de apartheid en el cual los negros están sujetos a niveles sin precedentes de encarcelamiento masivo. Viven en comunidades con escuelas disfuncionales donde no hay empleos, donde están castigados por caminar siendo negro, conducir un coche siendo negro, hablar siendo negro. “Son las condiciones que jalaron el gatillo en Ferguson y desató movimientos parecidos en todo el país”.
Imágenes mundiales del levantamiento en Ferguson rompieron la ilusión que Estados Unidos era una sociedad post-racial, ciega al color, dice Abu-Jamal. Mostraron la impotencia de los políticos negros para hacer la vida segura en las comunidades negras. Rechazaron la habilidad de los policías de matar a jóvenes negros con impunidad.
“Ferguson puede ser un detonante en el tiempo cuando la gente decidió que la normalización de la violencia policiaca y la impunidad se habían vuelto intolerables…un llamado a la juventud para construir movimientos sociales, radicales y revolucionarios para lograr cambio. Una afirmación que las vidas de los negros sí importan”.