Por Mumia Abu-Jamal
La furiosa lucha por justicia para el fallecido Eric Garner se llevó a cabo durante años – largos y difíciles años—por su familia y amigos antes de lograr algo trivial: el despido del policía que lo había atragantado hasta morir, sin que acusaran al policía de algún crimen.
El nombre Eric Garner se ha vuelto un eslogan por el estado de la América Negra durante décadas, si no siglos, en el cual la gente apenas puede respirar aire fresco.
La grabación por teléfono celular del asesinato policiaco de George Floyd en las calles de Minneapolis, Minnesota, por un policía corpulento que presionó su rodilla en el cuello de Floyd es un eco inquietante de las palabras de Garner de hace más de cinco años: NO PUEDO RESPIRAR.
Floyd, con su respiración cortada, grita por la persona que le dio vida –su mamá.
En pocos minutos, Floyd se va.
Eric Garner fue abordado por un escuadrón de policías después de que un comerciante se quejó de que Eric estaba vendiendo “loosies”, o cigarrillos sueltos.
Floyd fue abordado por varios policías después de que un comerciante dijo que a él le había pasado un billete falsificado de $20 dólares.
Piénsenlo. Dos hombres. Dos padres estrangulados hasta morir debido a quejas de comerciantes sobre cigarrillos sueltos y un billete de $20 dólares supuestamente falso.
Esto nos habla de la manera en que la mercancía es más importante que la vida de los Negros en una sociedad capitalista.
George Floyd se unió al colectivo al que nunca quiso unirse y tal vez nunca esperaba unirse: La Nómina de los Muertos, determinada por el Estado y un sistema de represión.
¿La vida negra importa? Todavía no.
Desde la nación encarcelada soy Mumia Abu-Jamal.