Por Javier Hernández Alpízar
He oído la lengua de mis antepasados,/ en sueños. /En sueños he escuchado sus risas.
Gioconda Belli.
En este momento, en que las noticias sobre Nicaragua son sobre el despotismo de su presidente y esposa, con elecciones arregladas a modo, es bueno recuperar una imagen de Nicaragua más compleja, humana y entrañable.
La voz de Gioconda Belli se ha asociado a la poesía erótica, los versos de la carne, el placer y el gozo. Sin embargo, la selección que prologa su paisana Ileana Rodríguez, para el Material de Lectura 219 de Poesía Moderna, nos brinda una imagen más completa y un registro más amplio de una poeta en madurez.
Los primeros poemas nos acercan de nuevo a la poeta del cuerpo de la mujer y la celebración de la vida en el placer carnal, pero el resto de la selección nos lleva por la conciencia feminista de la opresión a la mujer y la violencia feminicida, y la dificultad de enfrentar la vida en un mundo minuciosamente organizado de modo patriarcal.
“Si eres una mujer fuerte / protégete con palabras y árboles/ e invoca la memoria de mujeres antiguas.”
El registro se amplía a las reflexiones de la madre y la mirada amorosa y deslumbrada sobre sus hijas, el testimonio del envejecer de su padre, cerca del momento de la despedida, la visita a la tumba materna en compañía de una amiga, con quien fuma el cigarro solemne de los lutos y el diálogo.
Algunos poemas nos recuerdan nuestro presente, porque aluden a la pandemia que nos ha trastocado la vida a todos.
El cierre de la selección hace una apertura de gran angular que incluye un poema a Ernesto Cardenal después de su muerte, con el respeto para quien consagró su vida al amor sin el cuerpo, el de Dios, y la imagen de una Solentiname ultraterrena, donde posiblemente el poeta se reúne con el Amado.
Luego, los poemas a la patria, a la pequeña, amada con ternura por su realidad cotidiana, la Nicaragua que ha visto traicionadas las mejores promesas, y otro, a la Patria grande, la conquistada y colonizada, sacrificada al culto del conquistador al oro, pero que sigue viva en lo cotidiano y en los sueños de la poeta.
“Reconstruimos nuestras ciudades magníficas / México, Buenos Aires, Lima, Río / y guardamos en lo más hondo de nuestras tinajas / las sabidurías de nuestra memoria avasallada.”
Con esta selección tenemos una imagen más completa del registro poético de Gioconda Belli, el erotismo sí, pero también las varias formas del amor, el materno, el de la pareja que comparte las nimiedades de los días, el del padre, la madre, el amigo y camarada, colega poeta, que también escribió del amor aunque aparentemente tan diferente.
Y también el amor del arraigo, en la Nicaragua natal y en la América Nuestra, donde la voz de la paisana de Rubén Darío hermana su canto con los de Ernesto Cardenal y de Pablo Neruda.
“He oído la lengua de mis antepasados / en sueños. Sueños que nunca duermen”.