En el aniversario 42 de la sentencia a muerte de Mumia Abu-Jamal, expresamos nuestra solidaridad desde la Ciudad de México con las actividades virtuales y presenciales en Filadelfia y otras ciudades del mundo. Nos parece importante promover conversaciones en medios libres y espacios solidarios sobre la barbaridad que pasó en un tribunal en Filadelfia el 3 de julio de 1982 y también sobre algunos de los logros y aportes recientes de nuestro querido compañero Mumia, su relación solidaria con los universitarios en sus campamentos en apoyo a Palestina, y la urgente necesidad de ganar su libertad.
¿Qué pasó en aquel tribunal en Filadelfia el 3 de julio de 1982?
Dado que el jurado había encontrado a Mumia culpable de asesinato en primer grado el día anterior, el día 3 le tocó determinar su sentencia. Aunque en muchos casos el juez da a los abogados de la defensa una semana o diez días para preparar sus argumentos, el Juez Albert Sabo había prometido llegar a la sentencia sin retraso para que todos pudieran llegar a casa para festejar el 4 de julio.
¿Y quién era el Juez Sabo? El mismo juez que había dicho a un socio el primer día del juicio que él “iba a ayudarles a freir ese nigger”, según la éstenógrafa Terri Maurer Carter.
Ex alguacil y miembro vitalicio de la Orden Fraternal de Policía (FOP), Sabo había enviado más hombres al corredor de la muerte que cualquier otro juez en el país. Solo 2 de los 32 condenados eran blancos. Sabo aseguró que cualquier evidencia favorable a Mumia no sería escuchada por el jurado. Hizo todo lo posible para callarlo una vez y para siempre.
Durante el juicio, el fiscal le preguntó a Mumia por qué no se había levantado cada vez que el juez entraba en la corte. Respondió: “Porque el juez Sabo no merece honor…porque opera por la fuerza y no por la razón….(levantándose) porque es un verdugo, un juez de la horca….por eso.”
El día 3 de julio, Anthony Jackson, el abogado designado por la corte para representar a Mumia, no llamó a una sola persona para dar testimonio sobre el buen carácter de Mumia, un grave error, pero por lo menos Jackson insistió en que Mumia tenía el derecho de hacer una declaración. Mumia declaró:
Soy inocente de las ofensas de las que me han acusado y condenado…y la verdad me va a liberar…El 9 de diciembre de 1981, la policía intentó ejecutarme en la calle y este juicio es el resultado de su fracaso…La decisión que ustedes determinan hoy no establece mi culpabilidad, tampoco mi inocencia. Sólo comprueba que el sistema se acabó.
El fiscal en el juicio de Mumia era Joseph McGill, quien en la selección del jurado usó 10 o posiblemente 11 de sus vetos perentorios para excluir los candidatos negros. Según J. Patrick O’Connor, autor del libro La Incriminación de Mumia Abu-Jamal, la alta prioridad de McGill era asegurar que el jurado supiera de la historia de Mumia Abu-Jamal con el partido Pantera Negra, una historia que el periodista asumió con orgullo. El fiscal usó los falsos testimonios del taxista sin licencia Robert Chobert y la prostituta Cynthia White para identificar a Mumia.
Además, McGill escondió información sobre la presencia de un pasajero en el coche del hermano de Mumia, Billy Cook: su amigo Kenneth Freeman. McGill sabía que Faulkner llevaba en su bolsillo una solicitud de permiso de conducir de Arnold Howard, el cual le había prestado a Freeman, pero el fiscal quería que el jurado pensara que sólo Faulkner, Mumia, y Billy Cook estuvieron presentes en el momento del asesinato. Casi todos los observadores piensan que Kenneth Freeman asesinó al agente Faulkner.
Patrick O’Connor afirma que, para lograr una sentencia de muerte, McGill quería convencer al jurado que Abu-Jamal era “la encarnación del caos total”. No solamente había asesinado a un policía sino que lo había hecho con la misma “arrogancia” y “descaro” que había mostrado hacia la corte. Para convencer al jurado que Mumia Abu-Jamal debería morir porque un policía fue asesinado, McGill dijo: “La ley y el orden, así de sencillo….La ley y el orden. Y de esto se trata este juicio, damas y caballeros, más que cualquier otro juicio que jamás haya visto….¿Vamos a vivir en una sociedad de ley y orden y hacer cumplir las leyes…. o vamos a hacer nuestras propias reglas y actuar de acuerdo con ellas? De eso se trata.”
Como ya sabemos, el jurado optó por la sentencia de muerte.
¿Y qué pasa este 3 de julio?
En Filadelfia, hay un programa virtual, People vs the State, con la participación de Mumia, simpatizantes suyos que viven y trabajan en la ciudad, y voceros de varios recientes plantones universitarios por la libertad de Palestina. Sintonicen en LINKTR.EE/Mumia. En otras ciudades se están organizando actividades también.
Lejos de morir como resultado de la sentencia de muerte dictada aquél 3 de julio de 1982, este brillante escritor y analista siempre ha estado solidario con luchas por la libertad en el mundo. Esto se nota en su libro #14 que está para salir, Bajo La Montaña, Relatos Contra la Prisión, co-editado con Jennifer Black y publicado por City Lights. Las historias anti-carcelarias presentadas van desde las guerras de pueblos indígenas corridos de sus tierras y obligados a vivir en prisiones al aire libre llamadas reservaciones, hasta las luchas de esclavos africanos y de revolucionarios y activistas encerrados por su manera de pensar y actuar. Escuchamos también las palabras de abolicionistas comprometidos con poner fin a los crímenes contra los hombres y mujeres en las prisiones de Estados Unidos, igual que las de anti-imperialistas que luchan contra los crímenes de guerra cometidos contra la humanidad.
Desde sus días con los Panteras Negros en los años 60, Mumia Abu-Jamal ha estado al lado del pueblo palestino en su lucha por tierra y libertad. En el año 2006, escribió:
“Israel, desde su nacimiento hasta su condición actual como un proxy de Estados Unidos, no ha conocido la paz durante los 58 años de su existencia. Es un estado militar, definido tanto por su persecución del pueblo indígena de las tierras que ocupa como por la persecución de judíos en Europa que justificó su fundación. Las relaciones de poder existentes marcan a Israel como un agresor despiadado con pocos amigos ahora y menos en el futuro previsible…
“El académico y antiguo diplomático estadounidense William Polk en su libro The Arab World Today escribió: “Los poderosos consideran a los débiles como irresponsables, violentos, indignos de confianza, ilegales y terroristas reales o potenciales, mientras los que no tienen poder ven a los poderosos como tiranos que usan el aparato del Estado y la ley injustamente y sin piedad para quitarles las posesiones, la seguridad, hasta la humanidad misma”. Tales raíces sólo pueden producir frutos amargos”.
Este 3 de julio destacamos la reciente interactuación de Mumia con estudiantes estadounidenses en sus plantones fuera de grandes universidades. El pasado 26 de abril, Mumia se comunicó con los manifestantes de la Universidad de la Ciudad de Nueva York (CUNY): “Hermanos, hermanas, camaradas, amigas y amigos, les saludo desde el sistema estadounidense de encarcelamiento masivo…Es maravillosa la decisión que ustedes han tomado de romper el silencio y hablar en contra de la represión que ven con sus propios ojos. Por eso, forman parte de algo masivo. Están al lado correcto de la historia… Cuando veo lo que pasa en Gaza ahora, reconozco a sus residentes como “los condenados de la tierra” que están luchando para liberarse de generaciones de ocupación. Por eso, no es suficiente, hermanos y hermanas, exigir un cese de fuego. Qué tal esto: Que su demanda sea ¡Alto a la Ocupación! Que esto sea su grito de batalla porque es el llamado de la historia, de la cual todas y todos ustedes forman parte. Ustedes son parte de algo magnánimo, magnífico, algo que cambia el alma, la vida, la historia. No suelten este momento. Háganlo más grande, más masivo, más poderoso para que resuene hasta las estrellas. Me emociona su trabajo. Les quiero. Les admiro. ¡A movernos!”
Mumia también tuvo una conversación con los estudiantes de la Universidad de Pensilvania (U Penn) en su campamento en la ciudad de Filadelfia. Dijo: “Hermanos, hermanas, camaradas, amigas y amigos. ¿Qué están haciendo? ¿Y por qué están siendo castigados y amenazados por el Estado? Piénsenlo. Ustedes están protestando contra la mega violencia, contra el genocidio pagado en gran parte por los contribuyentes estadounidenses. Sus impuestos compran las armas utilizadas por el estado de Israel para castigar a la gente de Gaza. ¿Quién tiene el derecho de hacer esto? Ustedes están actuando contra el colonialismo que pretende despersonalizar, deshumanizar, desaparecer y destruir a los palestinos como si no fueran seres humanos. Ustedes están ahí porque sus corazones, mentes y almas han sido conmovidos a salir a las calles, construir un campamento, y luchar por la vida y la liberación del pueblo palestino. No merecen castigos, sino admiración. No sé lo que van a decir los administradores de su universidad. Tengo una idea, pero no sé. No sé qué va a decir su gobierno. Tengo una idea, pero no sé. Pero yo les felicito por su compromiso con salvar las vidas de gente que merece vivir y salir adelante. Les agradezco a todas y todos y les quiero.”
¡QUÉ SIGA EL CONVERSATORIO!