Feminismos descoloniales latinoamericanos para principiantes es una breve introducción a las nociones básicas de decolonialidad (descolonialidad o giro decolonial) y a los feminismos descoloniales.
Para presentar al lector que se asoma por primera vez al tema la decolonialidad, Karina Ochoa resume brevemente el argumento central que han ido elaborando, entre otros, Aníbal Quijano, Enrique Dussel y Ramón Grossfógel.
El argumento (en el sentido racional y en el sentido narrativo) es más o menos así: La historia que nos han enseñado escolarmente y desde los centros productores y divulgadores de saber-poder es una historia centrada en Europa. Aunque la llamemos historia universal o mundial, en realidad es la historia de Europa, y en ella, los otros continentes, con sus pueblos, culturas y civilizaciones aparecen de manera marginal, secundaria, dependiente. En Europa se fragua la luz de la modernidad (Grecia clásica, Renacimiento, Iluminismo) y desde ella es llevada al mundo conforme Europa lo va “descubriendo”, y por supuesto, conquistando, colonizando y modernizando.
Sin embargo, incluso la presencia de la civilización musulmana es ya un indicio poderoso para cuestionar esa centralidad de Europa, pues el mismo año que España recupera Granada, el último reducto de la presencia del Islam en la península, es 1492, el año del arribo de Cristóbal Colón a lo que ahora desde la denominación impuesta Europa llamamos “América”. La reconquista española se convierte en conquista y Europa puede construir la noción de su yo, su eurocentralidad: luego la irá imponiendo narrativa y epistemológicamente a los pueblos conquistados, colonizados y algunos exterminados en América, África, Asia y Oceanía.
El poder moderno es colonial y eso implica, también, racializado: se clasifica a la humanidad según el grado de blanquitud, por lo cual los blancos (caucásicos) son vistos como seres humanos plenos, normales, y los pueblos y culturas donde el color de la piel es no blanco serán vistos como humanos disminuidos, lo cual sirve como coartada para su sojuzgamiento, dominación y saqueo, explotación y en ocasiones genocidio.
Sin embargo, no sólo la racialización es una de las herramientas o recursos de la dominación colonial: la otra es la discriminación por género, a partir de la imposición como normal o natural de la estructura binaria heterosexual: hombre mujer, excluyente de la diversidad amorosa y sexogenérica: las mujeres son sometidas mediante el recurso a su género y además su racialización.
Karina Ochoa reconoce que son muchas las mujeres que están produciendo reflexiones, discusiones, estudios, debates, análisis, reflexiones y propuestas desde feminismos descoloniales, pero por la brevedad y el carácter introductorio del trabajo solamente retoma algunas ideas de la feminista argentina María Lugones.
Es a partir de ella que muestra la profunda e indisoluble imbricación en la realidad de la dominación colonial, la racialización, la opresión de género, la imposición de la norma heterosexual y la exclusión de la diversidad sexogenérica y sus recíprocos reforzamientos.
De manera que quedarse solamente en un feminismo de mujeres blancas y además de las clases altas, burguesas, oprimidas por los hombres blancos, pero pertenecientes a una clase y clasificación racial opresora de las demás mujeres y hombres es insuficiente.
El giro decolonial y el giro feminista pueden leer conjuntamente la opresión de género, la racial, la colonial: la modernidad europea ha impuesto ese complejo sistema de opresiones que se retroalimentan y refuerzan, por lo cual, enfrentar una sola opresión a la vez no es posible. Se tiene que asumir que esas opresiones se enfrentan juntas.
Pongamos un ejemplo: la actriz Gal Gadot declaró correctamente que si no se es feminista entonces se es sexista: no aceptar la liberación de las mujeres es aceptar la permanencia de su opresión y eso es sexismo, pero ella es una mujer blanca, es ciudadana de Israel, orgullosa de haber hecho su servicio militar y, al asumir la supremacía del Estado que le da ciudadanía, asume la opresión colonial y el apartheid contra las mujeres, niñas y ancianas palestinas: el feminismo por sí solo no es suficiente, si no se asume antirracista y anticolonial.
Maria Lugones, por supuesto no es la única feminista descolonial, se basa en otras mujeres feministas descoloniales como la nigeriana Oyeronque Oyewumi (La invención de las mujeres. Una perspectiva africana sobre los discursos occidentales del género) y la cherokee Paula Gunn Allen.
Asimismo, en su breve conclusión, Karina Ochoa da una lista más amplia de autoras que están participando en la construcción de conocimientos y análisis de la opresión colonial y patriarcal, especialmente en Nuestramérica, como llama, usando un nombre que usó José Martí, a América Latina, o Abya Yala, como la llaman los kuna de Panamá.
Karina Ochoa Muñoz, Feminismos descoloniales latinoamericanos para principiantes, Material de lectura 1, Vindictas, Pensadoras feministas latinoamericanas, UNAM, México, 2021.