“¡Juro delante de usted; juro por el Dios de mis padres; juro por ellos; juro por mi honor, y juro por mi Patria, que no daré descanso a mi brazo, ni reposo a mi alma, hasta que haya roto las cadenas que nos oprimen por voluntad del poder español!” Juramento de Simón Bolívar en Roma.
Hombre de acción que sabía que las palabras son también una forma de acción y pueden generar convicción, Simón Bolívar se dirigió por escrito a los ciudadanos de Nueva Granada (hoy Colombia) para explicarles por qué cayó Venezuela y exhortarlos a reconquistarla, a tomar militarmente Caracas.
En sus razonamientos, Bolívar se revela defensor de un gobierno unitario, centralizado y fuerte, aunque no condena la federación por sí misma, sino que la rechaza para la situación de las recién emancipadas excolonias: porque el gobierno federal, la tolerancia y la falta de un ejército profesional debilitaron el gobierno de Caracas y lo volvieron blanco fácil de todas las conspiraciones, cuyos conspiradores derrotados eran perdonados y volvían a las calles para volver a sus conjuras.
A la manera de Nicolás Maquiavelo y de otros autores, como Montesquieu, Bolívar defendió que un gobierno federal y tolerante no es siempre el mejor, en toda circunstancia, y que Venezuela necesitaba un poder centralizado para evitar las facciones, y las intervenciones españolas, y para que rápidamente un gobierno centralizado y unido conjurara cualquier sublevación por la fuerza militar.
“Yo soy del sentir –escribió Bolívar– que mientras no centralicemos nuestros gobiernos americanos, los enemigos obtendrán las más completas ventajas; seremos indefectiblemente envueltos en los horrores de las disensiones civiles, y conquistados vilipendiosamente por ese puñado de bandidos que infestan nuestras comarcas.”
Por la misma razón que Caracas fue incapaz de enfrentar con decisión a sus enemigos, el Libertador aconsejaba a los ciudadanos de Nueva Granada reconquistar Caracas y Venezuela, para que no se convirtiera en una cabeza de playa de los europeos, quienes deseaban reconquistar sus excolonias.
Bolívar alude explícitamente al arte de la guerra, para ponderar la ventaja de atacar y luchar en el terreno del rival, en lugar de hacer una guerra defensiva en territorio propio.
En sus argumentos políticos y militares, Bolívar se revela como un hombre de acción, práctico, pragmático, porque sabe que una colonia recién liberada será débil sin un gobierno fuerte política y militarmente, un gobierno que una a su pueblo y lo lleve a combatir exitosamente a los enemigos de su independencia.
El argumento de que, unidas, las excolonias de España enfrentarían con más éxito el intento de los pueblos colonizadores se sustenta en la fuerza que da la unidad decidida.
La debilidad de nuestras naciones latinoamericanas frente a las potencias europeas y estadounidense han probado históricamente que Bolívar tuvo razón.
Así como Bolívar veía la falta de unidad de los pueblos recién independizados como debilidad frente a sus enemigos, tiempo después José Martí advirtió que sin la unidad de Nuestra América, nombre que el cubano acuñó, seríamos débiles ante el imperio expansionista de los Estados Unidos de América.
El tiempo ha ido dándonos una idea de la gran estatura de estos visionarios: pues, como en su época, hoy siguen siendo las mezquindades de las facciones y los intereses creados de las élites en nuestros países los que pesan para que no enfrentemos unidos a los Estados Unidos, sino aislados, divididos, a lo sumo con bloques regionales. Bolívar y Martí siguen siendo hombres cuya mirada está cargada de futuro.
Quizá deberían ser los pueblos los que construyan esa unidad, una solidaridad sin imposición, una unidad sin subordinación: es la tarea que dejaron pendiente siglos de opresión padecidos por el sur bajo el imperio del norte.
Bolívar, Simón, (2010), Para nosotros la patria es América. Caracas, Fundación Biblioteca de Ayacucho.